Sube la luz, falta una política a largo plazo
INDUSTRIA confirmó ayer que la tarifa eléctrica doméstica subirá un 4,8% a partir del 1 de octubre, incremento que se suma al 2,6% de enero pasado. El alza no afectará a los cinco millones de hogares acogidos al llamado bono social.Las asociaciones de consumidores calculan que el precio de la electricidad ha aumentado un 30% en tres años. A pesar de ello, la industria eléctrica tiene un déficit histórico acumulado de unos 16.000 millones, que es la diferencia entre la tarifa que se cobra y el coste real del servicio. Este déficit está reconocido por el Estado y figura, por tanto, en la contabilidad de las empresas como un activo.
El Ministerio de Industria justificó ayer el aumento por la necesidad de no engrosar ese desfase y acercar las tarifas al coste de la energía, que se ha encarecido por la subida de los precios del petróleo y por el efecto estacional que produce la llegada de los meses más fríos.
En primer lugar, existe un enorme exceso de capacidad productiva, causada en parte por la caída de la demanda que ha provocado esta crisis, lo que redunda en una infrautilización de las centrales eléctricas.
En segundo término, el Gobierno ha optado por desarrollar la energía fotovoltaica, en la que se han invertido 22.000 millones en cuatro años. Esta energía sólo genera el 2,5% de la demanda, frente al 26% del gas, el 18% de la nuclear, el 12% del carbón y el 8% de la hidráulica.
La energía fotovoltaica, altamente subvencionada, es mucho más cara que las convencionales, al igual que la energía eólica, que cubre ya el 13% del consumo eléctrico. Ambas fuentes han desplazado a otras más baratas como la nuclear y la hidraúlica, con instalaciones ya amortizadas.
La subida del petróleo, al que están indexados los precios del gas natural, tampoco ha sido trasladada de forma suficiente a las tarifas, lo que ha producido ese abultado déficit histórico.
Por último, existe un problema de utilización del parque instalado, que da prioridad a las energías más caras y mantiene como energía de reserva a la hidráulica, que es la más barata y la que mejor se puede optimizar en función de la demanda.
Como este déficit no se ha trasladado a las tarifas y el Estado ha garantizado su futuro cobro, el resultado es que las eléctricas han podido repartir dividendos tras unos buenos resultados en los últimos años. Ahora el Gobierno tiene que transmitir a la opinión pública el impopular mensaje de que la electricidad tiene que subir todavía más para compensar esa deuda.
Los errores de planificación y la fuerte dependencia de las importaciones de petróleo ponen de relieve la necesidad de definir una política alternativa a largo plazo que, como ha hecho Angela Merkel en Alemania, pasa por una apuesta por la energía nuclear. Lo deseable sería el consenso entre el PSOE y el PP en un asunto estratégico para la economía, pero eso parece muy difícil tras la amenaza del partido de Rajoy de romper el Pacto Energético si el Gobierno sube el precio de la luz la semana que viene. Así las cosas, la perspectiva es otro nuevo incremento en enero, que será muy complicado de explicar a los ciudadanos.
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