sábado, 11 de septiembre de 2010

Crisis y la tentación populista.

Crisis y la tentación populista.

(OTR/PRESS)

Vivimos en una superposición de crisis. Primero tuvimos la crisis del sistema financiero que comenzó con la caída del banco todoterreno Lehman Brother (había sobrevivido a las dos guerras mundiales; después se trasladó a la economía real (y las economías entraron en recesión), después vino la crisis de la deuda soberana (donde los ataques de los mercados financieros han puesto a los gobiernos europeos contra las cuerdas); y, por último, ha llegado la crisis de la política. El populismo es la tentación que algunos han tomado para sobrevivir a las encuestas.

El populismo siempre se ha hecho paso en situaciones de dificultad. Hitler nunca hubiera llegado al poder sin la crisis que vivió Alemania en los años 20, causada en parte por las duras condiciones fijadas por el Tratado de Versalles. Tampoco el fenómeno de Hugo Chávez sería explicable sin las extraordinarias diferencias sociales que ha tenido Venezuela, lo que le ha garantizado a Chávez ganar las sucesivas elecciones gracias a aquellos humildes que fueron marginados por los partidos tradicionales.

Nicolas Sarkozy prueba ahora las mieles del populismo. Su situación en las encuestas es bastante delicada y ha decidido comenzar a remontar esta situación de la manera más fácil. Las expulsiones sistemáticas de ciudadanos comunitarios de etnia gitana son un auténtico disparate. Europa, víctima de la memoria del Holocausto, no se puede permitir ningún tipo de castigo motivado por un origen étnico o racial. No hace falta ser experto jurista para entender que las medidas van contra el derecho a la libre circulación de los ciudadanos europeos. Tampoco es necesario comentar la imagen que traslada de un gran país como Francia.

Pero Sarkozy no ha sido el único. La canciller Merkel también cayó en la tentación de tomar el camino más fácil: retrasó la decisión de ayudar a los griegos hasta que se celebraron las elecciones en Renania del Este. En España, Rajoy tampoco ha sido claro hasta ahora: ¿de verdad en una situación como la actual, si él estuviera en el gobierno, no hubiera emprendido planes de recorte de gasto público similares a los llevados a cabo por el gobierno de Zapatero? De ser así, hubiera sido el único mandatario de toda Europa en no hacerlo. Ojalá nos revele la fórmula mágica.

Una multiplicación de crisis como las que estamos viviendo sólo pueden remontarse de manera sólida con unos líderes que no tomen el camino más corto ni el que más rédito les de a corto plazo. A veces, los líderes que han pasado a la historia como grandes estrategas no han sido recompensados electoralmente a corto plazo: Churchill ganó la guerra, pero perdió las elecciones después. Quizás esa sea la mejor definición de un patriota: aquél que gobierna pensando en su país y en la imagen que éste traslada al mundo y no en su situación de supervivencia en el poder.

Carlos Carnicero_________________________

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