martes, 24 de agosto de 2010

EMILIO S. CÓFRECES / ASÍ LO VEO: Leáse con ironía

Los tribunales de Justicia del opresor Estado Español censuraron la semana que acabamos de dejar atrás el entrañable homenaje a una simpática joven catalana. Su único delito, fíjense ustedes que tontería, era facilitar datos para que se asesinara a políticos no nacionalistas.
La Policía autonómica arremetió contra una democrática manifestación que se pasó por el forro de la barretina la resolución judicial. Es decir, lo mismo que piden hacer los políticos nacionalistas con la sentencia del Estatut. Hasta que esto sucedió, el alcalde de Barcelona, en la tolerante y nada prohibidora Cataluña, eludió pronunciarse sobre el homenaje a una etarra cuya chivata labor permitió matar a un edil del PP. Ciertamente, que un grupo de radicales quiera recibir a una criminal como si acabara de ganar una medalla olímpica es un tema complejo de valorar y sobre el que un alcalde sensato, como el tal Jordi Hereu, debe guardar prudencia.
Nada que ver con la vil acción de la perversa Shakira, que osó circular sin casco como pasajera en una moto, bañarse en una fuente pública y grabar unas imágenes sin el pertinente permiso por las calles barcelonesas. Tan abominable actitud ha soliviantado, lógicamente, a los escrupulosos cumplidores de la ley que gobiernan la Ciudad Condal. El homenaje a una etarra admirada por el nacionalismo radical no puede ser tan condenable como el vandalismo de una estrella internacional de la música, que, para mayor afrenta, cometió todas las gamberradas anteriormente expuestas sin decir una sola palabra en catalán.
¿Habrase visto semejante provocación españolista? Sólo faltaba que hubiera fingido dar unos pases taurinos para que los nacionalistas (y los socialistas del PSC, que aspiran a merecerse tal condición) se le echaran encima. Finalmente, parece que la bella cantante colombiana no ha sido sancionada con una multa que bien habría podido pagar y destinar el dinero a alguna causa noble, como subvencionar alguna embajada catalana en el extranjero o ayudar a sufragar las fiestas de algún municipio catalán donde se organicen correbous. Sí, ya saben, esas carreras donde los toros experimentan el intenso placer de ir a toda mecha con los cuernos en llamas. Que aprendan los taurinos de respeto a los derechos de los animales, coño. Y si hablando de derechos, ¿cómo no vamos a acceder a la comprensible exigencia del etarra Txomin? Este valiente gudari, asesino de Ernest Lluch, entre otros, ha reclamado a Instituciones Penitenciarias que le trasladen a la cárcel en la que está su novia para ser padre. El terrorista fue llevado a otra prisión por su conflictividad, pero las autoridades plantean acceder a las exigencias del etarra, según cuenta El Mundo. Desde luego, me emociono con la sensibilidad humana de la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, la señora Gallizo. Nada más bonito que dejar a un par de enamorados que procreen a sus criaturas sin nadie que les moleste. Claro que, luego saldrán los fachas de la AVT a ensombrecer tanto romanticismo con su cantinela de que el pobre Romeo, digo Txomin, ha impedido que muchos padres sigan viviendo para ver crecer a sus hijos. Menos mal que en España manda ZP. De esta forma, podemos dar rienda suelta al amor, como el que nuestro Gobierno profesa hacia personajes tan entrañables y demócratas como Mohamed VI o Raúl Castro y alejarnos de sujetos indeseables como el racista Sarkozy. ¿Qué es eso de expulsar a inmigrantes en vez de subvencionarles con la pertinente subida de impuestos a los cada vez menos curritos de turno? En fin, me voy a tomar una tila a ver si se me pasan las ganas de emigrar a Nebraska.
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