lunes, 5 de julio de 2010

Huelga sí, ¡contra los sindicatos!

Habrá que eliminar los millones de euros tapabocas que el Gobierno derrama en las arcas de los sindicatos
FRANCISCO JOSÉ JURADO
Visto lo visto en el Metro de Madrid, la más lógica y coherente huelga que podríamos hacer los españoles sería una movilización contra estos sindicatos que se han convertido ya en un verdadero problema y no en parte de la solución. Unos sindicatos que han abandonado al trabajador, al parado y se han convertido en sucursales del gobierno, acogotados por el miedo a perder las subvenciones gracias a las que subsisten sus cuadros medios y sus dirigentes; demasiadas nóminas en el alero, siempre lo he dicho.
ABC lleva meses reclamando la aprobación de una Ley de Huelga que acabe con abusos y presuntos delitos como los cometidos por los sindicalistas en el metro de Madrid: agresiones, amenazas, lesiones… Se nos dirá que no conviene legislar en caliente, lo sé, ¡pero es que luego tampoco legislan en frío!; ¿quién le pone ese cascabel al tigre sindical? Qué curioso que las dos leyes siempre pendientes en nuestra Democracia sean, precisamente, la que establezca los límites de la huelga —recortando el inmenso poder coactivo de los sindicatos—, y la de financiación de los partidos políticos. Curioso.
Pero la realidad es imparable. Tarde o temprano habrá que delimitar el derecho a la huelga y conjugarlo con el derecho de quienes no quieran hacerla, igual de legítimo. Y acabar con la figura del «liberado». Habrá que penalizar ese matonismo sindical de jauría que conocemos bajo el eufemismo de «piquete informativo»; o esas mafias sindicales que presuntamente ejercían la coacción para que consiguiesen trabajo sólo sus afiliados, y que tantas empresas de la construcción cordobesas sufrieron, y ABC denunció. Y habrá que afrontar que los convenios colectivos deben hacerse en cada empresa y no a nivel provincial o nacional, pues lo que puede ser bueno para una empresa, puede ser catastrófico para la de al lado. Y habrá que eliminar los millones de euros tapabocas que el Gobierno derrama en las arcas de los sindicatos (y de la Patronal) con la excusa de unos cursos de formación que todos sabemos que únicamente sirven para perpetuar el status social de unos cuantos vividores.
Ya sé que el político demagogo de guardia nos dirá que no se debe legislar en caliente. A ellos les gustan las cosas tibias. Pero después del verano se anuncian movilizaciones y una huelga que dicen será general. No sé si será general, capitana o subteniente. Pero lo que resulta intolerable en esta España del siglo XXI es que cada vez que a los sindicatos les salga de las narices se líe un zafarrancho de combate.
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