El Ministerio del Interior no ha podido cumplir la promesa de ingresar un preso en cada celda, a pesar de la nueva prisión de Puerto III
El número de reclusos en los cuatro centros penitenciarios de la provincia excede al de plazas
España es el Estado con mayor población reclusa de Europa y con una de las tasas de criminalidad que más se han reducido en los últimos años. Este mensaje era esgrimido días atrás por el Gobierno central como un éxito de la dureza del Código Penal español.
Sin embargo, el liderato de este ránking en número de presos, más que un mérito de nuestro sistema penitenciario puede convertirse en un problema, pues supone un claro riesgo de que las cárceles acaben saturándose.
En la provincia de Cádiz, los centros penitenciarios que se distribuyen entre el Puerto y Algeciras se encuentran ya al límite. En concreto, un total de 4.129 personas cumplen condena en ellos o se encuentran de provisional, a pesar de que entre las cuatro prisiones no suman más de 3.116 celdas. Esto obliga a ingresar a una gran parte de la población reclusa por parejas, una práctica que la legislación considera excepcional y que sin embargo, se ha convertido en la norma.
Aparte, el mantra «un preso, una celda», es algo más que un objetivo impuesto por la Ley. Supone también una de las promesas electorales del PSOE en 2004, que luego se transformó en compromiso del Ministerio del Interior del Gobierno socialista, asumida por la responsable de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. Seis años después, inmersos en una de las peores recesiones económica de la Historia y con una población reclusa que crece cada año -a un ritmo de 5.000 nuevos reos-, el cumplimiento de aquella aspiración del Gobierno parece casi imposible; a pesar de que éste ha tomado medidas de gran envergadura para lograrla.
Una de estas medidas llegó a Cádiz en 2007 con la inauguración de la novísima 'cárcel tipo' de Puerto III, que se prometía como la solución a los problemas de congestión de su vecina Puerto II, donde tres presos ocupaban cada celda. Fue construida con 1.008 celdas y sin embargo, casi tres años después (el cumpleaños es en junio) los problemas de capacidad no han desaparecido en la provincia gaditana.
El mismo centro de Puerto III cuenta ya con estos mismos problemas: el número de internos alcanza ya los 1.596 (de los cuáles 56 sólo acuden a dormir), superando considerablemente la cantidad de 'chabolos', como se conocen las celdas en la jerga taleguera.
Con las mismas cifras se mueve la prisión algecireña de Botafuegos -también 'cárcel tipo'- donde hay 1.564 internos para 1008 celdas. Aunque en este caso, los terceros grados se cumplen en el Centro de Inserción Social de la misma ciudad (con 183 condenados, de los cuales 50 no ocupan plaza).
En todo caso, el paradigma del colapso carcelario ha sido siempre Puerto II. Los presos ya no duermen de tres en tres en este centro, pero es inevitable que lo sigan haciendo de dos en dos, pues aunque de los 790 reos que cumplen condena allí, sólo 566 ocupan plaza, la cárcel sólo dispone de 375 calabozos.
En Puerto I sobran
En medio de esta situación, Puerto I destaca precisamente por todo lo contrario: tiene celdas vacías. Y es que esta prisión, heredera del mítico y cantado penal de El Puerto, se reserva para los preso de primer grado, por delitos peligros. Para Juan Domingo Valderrama, de la Asociación Pro Derechos Humanos, esto puede ser indicativo del problema que aqueja el sistema penitenciario español, que nos sitúa líderes de Europa: «La prisión es la pena estrella, se entra muy fácilmente» por infracciones menores, denuncia este abogado, que no sólo habla de «hacinamiento», sino que también critica que las cárceles no sirvan para reinsertar a los reos. Al contrario, considera que «se han convertido en la mejor universidad del delito».
El número de reclusos en los cuatro centros penitenciarios de la provincia excede al de plazas
España es el Estado con mayor población reclusa de Europa y con una de las tasas de criminalidad que más se han reducido en los últimos años. Este mensaje era esgrimido días atrás por el Gobierno central como un éxito de la dureza del Código Penal español.
Sin embargo, el liderato de este ránking en número de presos, más que un mérito de nuestro sistema penitenciario puede convertirse en un problema, pues supone un claro riesgo de que las cárceles acaben saturándose.
En la provincia de Cádiz, los centros penitenciarios que se distribuyen entre el Puerto y Algeciras se encuentran ya al límite. En concreto, un total de 4.129 personas cumplen condena en ellos o se encuentran de provisional, a pesar de que entre las cuatro prisiones no suman más de 3.116 celdas. Esto obliga a ingresar a una gran parte de la población reclusa por parejas, una práctica que la legislación considera excepcional y que sin embargo, se ha convertido en la norma.
Aparte, el mantra «un preso, una celda», es algo más que un objetivo impuesto por la Ley. Supone también una de las promesas electorales del PSOE en 2004, que luego se transformó en compromiso del Ministerio del Interior del Gobierno socialista, asumida por la responsable de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. Seis años después, inmersos en una de las peores recesiones económica de la Historia y con una población reclusa que crece cada año -a un ritmo de 5.000 nuevos reos-, el cumplimiento de aquella aspiración del Gobierno parece casi imposible; a pesar de que éste ha tomado medidas de gran envergadura para lograrla.
Una de estas medidas llegó a Cádiz en 2007 con la inauguración de la novísima 'cárcel tipo' de Puerto III, que se prometía como la solución a los problemas de congestión de su vecina Puerto II, donde tres presos ocupaban cada celda. Fue construida con 1.008 celdas y sin embargo, casi tres años después (el cumpleaños es en junio) los problemas de capacidad no han desaparecido en la provincia gaditana.
El mismo centro de Puerto III cuenta ya con estos mismos problemas: el número de internos alcanza ya los 1.596 (de los cuáles 56 sólo acuden a dormir), superando considerablemente la cantidad de 'chabolos', como se conocen las celdas en la jerga taleguera.
Con las mismas cifras se mueve la prisión algecireña de Botafuegos -también 'cárcel tipo'- donde hay 1.564 internos para 1008 celdas. Aunque en este caso, los terceros grados se cumplen en el Centro de Inserción Social de la misma ciudad (con 183 condenados, de los cuales 50 no ocupan plaza).
En todo caso, el paradigma del colapso carcelario ha sido siempre Puerto II. Los presos ya no duermen de tres en tres en este centro, pero es inevitable que lo sigan haciendo de dos en dos, pues aunque de los 790 reos que cumplen condena allí, sólo 566 ocupan plaza, la cárcel sólo dispone de 375 calabozos.
En Puerto I sobran
En medio de esta situación, Puerto I destaca precisamente por todo lo contrario: tiene celdas vacías. Y es que esta prisión, heredera del mítico y cantado penal de El Puerto, se reserva para los preso de primer grado, por delitos peligros. Para Juan Domingo Valderrama, de la Asociación Pro Derechos Humanos, esto puede ser indicativo del problema que aqueja el sistema penitenciario español, que nos sitúa líderes de Europa: «La prisión es la pena estrella, se entra muy fácilmente» por infracciones menores, denuncia este abogado, que no sólo habla de «hacinamiento», sino que también critica que las cárceles no sirvan para reinsertar a los reos. Al contrario, considera que «se han convertido en la mejor universidad del delito».
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Un joven ladrón logra el indulto
La primera indultada en 1999 fue una mujer y desde entonces otras dos fueron propuestas por Instituciones Penitenciarias: «Una señora en 2005 y una chica de ...
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La primera indultada en 1999 fue una mujer y desde entonces otras dos fueron propuestas por Instituciones Penitenciarias: «Una señora en 2005 y una chica de ...
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