No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad.
Uno de los mejores secretos guardados...
Hubo, un día, un Juez Garzón, Garzón de la Garzonlera, al que Felipe González vino a nombrar “Juez Estrella” por tener el caso GAL guardado en una despensa, mientras le hacía Ministro de Justicia, por la buenas. Fue un día a ver a Felipe y se expresó a su manera: --“Tengo un asunto entre manos de operaciones secretas que, si las saco a la luz, puede que a ti te jodiera”.-- --“¿Qué me dices?... Presidente yo soy de la España entera. Yo soy persona intocable y no tienes competencia”.-- --“Yo, no; pero sí el Supremo puede llevarte a la trena, si les paso los papeles que escondo en una alacena. Barrio Nuevo, tu Ministro, su Secretario, un tal Vera que con Amedo y Domínguez fueron montando una Secta que liquidan individuos por si fueran de la ETA. Es un asunto muy turbio; pueden llover las condenas. ¿Qué me ofreces, si me callo?”.-- --“Ese asunto, ni lo muevas; déjale en sueño del justo escondido en la despensa y estarás detrás de mí en la Campaña, que empieza; vas segundo por Madrid y pide cuanto apetezcas”.-- Garzón se soñó Ministro de Justicia justiciera y soñaba nuevas leyes favorables a la Izquierda; pues, como buen progresista, ve la Ley a su manera. Quiso lucir en los mítines como “Político Estrella” y aburría a las palomas con su insulsa verborrea. Felipe ganó elecciones y, en lugar de la Cartera de Ministro, le donó Secretaría y displicencia. Enfurruñado, Garzón, se marcha y vuelve a la Audiencia e, impulsado por rencor, desempolvó las carpetas. Vino a parir “Caso GAL” por su propia conveniencia y en el Tribunal Supremo se armó la “marimorena”: Ministro y su Secretario a la cárcel alcarreña donde iban, de acampada, los Diputados de Izquierdas y jugaban, allí, al corro con Doña Carmen Romera, conyugue de Don Felipe, como señal de protesta. Por su Instrucción, a lo torpe, salieron presos de ETA, sin juicio, pasado el plazo de prevención en las celdas. Pretendió a Pinochet, dictador a la chilena, empadronar en la cárcel; pero, aquella Dama Inglesa, que los tenía cuadrados, con la su mano derecha le fizo la “butifarra” y le devolvió a su tierra, quedando, cual tonto el haba, Garzón con la boca abierta. Fizo muchas payasadas por seguir de “Juez Estrella”. Un día enseñó a Botín una abultada carpeta y le pidió subvención para irse a la Américas; cuando volvió, de forrado, vino a romper la carpeta pues siempre ha usado la Ley en su propia conveniencia. Citó en su Juzgado a Franco; como Franco no viniera pidió acta de defunción para evitarle la trena. Todas las cosas que hacía fueron por seguir en Prensa y empadronar en Portadas de auténtico “Juez Estrella”. Hoy, se repite parida de “justicia Garzonlera y sale Laureano Oubiña de la cárcel, por la buenas. El Fiscal, que reclamaba otros ocho años de celda, trece millones de multa en una justa sentencia, (pues, a más de vender Coca, blanqueaba la moneda) se queda patidifuso, es decir, con boca abierta. La Sala de lo Penal ha estudiado las carpetas que documentó Garzón y solo encontró “miserias”. La Instrucción que hizo Garzón preñada de ineficiencia; pues, saltándose la Leyes, así, sin más, por la buenas, le grababa, a contra Ley, sus charlas y confidencias por inventarle culpable y solicitar condenas. Descojonando de risa está Oubiña en la escalera; no dice si sube o baja; de momento, va de juerga, tras hacer la “butifarra” al famoso “Juez Estrella”. En misa y repicando, cualquier sacristán quisiera; si está arramplando millones, puede dejar la Ley lesa.
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