esde Christina Aguilera o Jimmy Hendrix, a los Bee
Gees o la música de «Barrio Sésamo»: todas parecen haber servido para
minar la resistencia de prisioneros en distintas ocasiones. He aquí
nuestro particular «top ten»
- «¡Paren! ¡Paren, por favor se lo pido! ¡Paren! ¡Es un crimen! ¡Es un crimen!»
- «¿Crimen? ¿Qué es lo que es un crimen?»
- ¡Eso! ¡Usar a Ludwig Van así! ¡Él no hizo daño a nadie! ¡Beethoven solo compuso música!
Alex, el protagonista de «La naranja mecánica»
(la novela de Anthony Burgess llevada al cine en 1971 por Stanley
Kubrick), no puede evitar gritar de dolor al ser sometido a la terapia
con la que los especialistas pretenden curarle de su «adicción a la
violencia». El tratamiento se convierte en una especie de tortura para
Alex, obligado a ingerir un fármaco que le provoca el vómito y a
visionar cruentas escenas con la novena sinfonía de fondo. El joven
termina por no ser capaz de escuchar la composición, que vincula
forzosamente al tormento pasado durante su «rehabilitación».
Aunque
en el filme de Kubrick la melodía no se utiliza directamente como un
método de tortura, para Alex supone un verdadero suplicio. No deja de
sorprender cómo una pieza brillante como la novena sinfonía de Beethoven
puede servir para causar malestar e incluso dolor. Pero lo cierto es
que otras sintonías que a priori podrían parecer completamente
inofensivas ya han sido usadas en el pasado con prisioneros de guerra en
cárceles y bases militares. Christina Aguilera, Jimmy Hendrix, los Bee Gees e incluso canciones infantiles como las de la serie «Barney y sus amigos» o «Barrio Sésamo» podrían haber valido para minar la moral de los detenidos en Irak o en Guantánamo.
Presos de Guantánamo habrían sido obligados a escuchar durante horas canciones de «Barrio Sésamo»
La
polémica por el supuesto uso de esta singular banda sonora para obtener
declaraciones de los presos ha vuelto a poner a la Administración
estadounidense en el punto de mira por la reciente emisión de un
documental de la cadena árabe Al Yazira
en el que se asegura que los carceleros de Guantánamo utilizaban
canciones de «Barrio Sésamo» para acabar con los nervios de los
detenidos, que eran obligados a escucharlas sin parar a través de unos
auriculares, a veces incluso durante varios días, según el programa.
Pese
a que el Pentágono se ha apresurado a negar las acusaciones, afirmando
que nunca se ha «torturado» ni «maltratado en absoluto a los detenidos»
en Guantánamo -sin desmentir que se haya usado la música para aumentar
la vulnerabilidad de los prisioneros-, hemos aprovechado la ocasión para
recopilar una decena de temas particularmente aptos para usar como «armas de castigo»:
1. «Sunny Days» («Barrio Sésamo»).
Usada desde el principio de la serie infantil, ya en el año 1969, ha
tenido varias versiones. Refleja el universo mágico y lleno de felicidad
del famoso barrio. «¿Puedes decirme cómo llegar a Barrio Sésamo?», dice
la letra.
2. «Dirrty», Christina Aguilera. La revista «Time» dedicó parte de su edición en el año 2005
a describir cómo eran de los interrogatorios en Guantánamo a Mohammed
al Qahtani, acusado de intentar participar en el 11-S. A media noche,
cuando empezaba a quedarse dormido, le despertaban con la potente voz de
Aguilera. El contenido «ílicito» de sus letras desde el punto de vista
de muchas culturas también pudo ayudar a la hora de elegir canción.
3. «Meow Mix» (anuncio de televisión).
Los soldados estadounidenses empleaban este divertido tema en
Guantánamo para sus interrogatorios y, en ocasiones, lo reproducían a
través de los altavoces para que todos los presos lo escucharan. La
melodía, elaborada solo a partir de maullidos, resulta completamente
abrumadora y llega a ser insoportable tras escucharla varias veces.
4. «Bulls On Parade», Rage Against the Machine.
En las bases de EE.UU. en Irak las letras repetitivas y las potentes
guitarras del tema de Rage Against The Machine «Bulls On Parade»
convirtieron a la canción en una de las elegidas por los militares para
intentar obtener la información de los presos.
5. «Voodoo Child», Jimmy Hendrix.
El solo de guitarra de Hendrix en su famosísimo tema puede convertirlo,
a muy elevado volumen, en una verdadera arma. Así se utilizó durante la rendición de Manuel Antonio Noriega, en Panamá, en 1989.
6. «I love you» («Barney y sus amigos»). Interpretada
normalmente para despedir cada episodio de la serie infantil, la
canción del entrañable dinosaurio Barney podría resultar altamente
perjudicial para la salud mental de cualquiera al ser escuchada de forma
continuada. Y ello a pesar de su «cariñoso» mensaje, carente de toda
maldad: «¿No vas a decirme que tú también me quieres?»
7. «Hells Bells, Shoot to Thrill», AC/DC. La
voz aguda y estridente de Brian Johnson cumple a la perfección el
objetivo de molestar a los presos con los que se empleó en Afganistán.
Más aún en cuanto se pone a elevado volumen y se repite en bucle.
8. «Stayin' Alive», Bee Gees. Usada
también en la base de Estados Unidos en Cuba, su reproducción debió
paracerles a aquellos prisioneros de Guantánamo que comprendieran el
significado de la canción una auténtica tomadura de pelo: «Música alta y
mujeres calientes / me han dado patadas desde que nací». Eso sí, sin
dejar de animarles a «seguir con vida».
ABC
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