martes, 12 de junio de 2012

Ni el rescate de los bancos acaba con la pesadilla

EL RESCATE de la banca española suspendió ayer el primer examen ante los mercados. Tras la euforia de los primeros momentos, la Bolsa se fue desinflando y cerró con una caída del 0,5%; ni siquiera los bancos, beneficiarios de la inyección de hasta 100.000 millones de euros, terminaron al alza la jornada. La prima de riesgo ignoró también el acuerdo entre el Eurogrupo y España y alcanzó los 520 puntos básicos, tras escalar la rentabilidad del bono a 10 años hasta el 6,50%, lo que es ya una pesadilla de la que parece imposible despertar. Las dudas se trasladaron a Italia, cuya prima de riesgo subió hasta los 473 puntos.
Son niveles muy peligrosos por sí mismos, al mantener muy cara la financiación del Estado, y por lo que significan; aunque habrá que esperar a ver la consolidación de una tendencia, los inversores dudan del plan de salvamento del sector bancario español. Y esto es un riesgo si tenemos en cuenta que desde la UE se ha trasladado el mensaje de que el rescate es «una señal muy clara» a los mercados y a la opinión pública sobre que la Eurozona está dispuesta a «tomar acciones decisivas para calmar las turbulencias y evitar el contagio», como afirmó el comisario Rehn el domingo.

Como decimos, lo lógico es esperar a que todas las partes implicadas digieran el acuerdo y, sobre todo, a que se despejen otras incertidumbres que planean sobre la UE como el futuro de Grecia. Ayer volvieron a difundirse rumores sobre la preparación de un corralito bancario para evitar la fuga de capitales si el resultado electoral del domingo hace ingobernable el país y acelera su salida del euro.

Parte de la mala acogida de los mercados se debe a la opacidad sobre algunos términos del rescate bancario, que el Gobierno español se ha encargado de incrementar con su confusa estrategia de comunicación. Por ejemplo, no sabemos si esos 100.000 millones de euros serán considerados deuda preferente, lo que podría ahuyentar a los inversores del resto de los bonos ante la preeminencia en el pago de la nueva inyección de capital, en caso de una reestructuración de la deuda española. El rescate no es un triunfo sobre la UE, como manifestó Rajoy el domingo por la mañana. Impone cumplir unas condiciones macroeconómicas que la UE va a controlar aunque sea a distancia, sin necesidad de que la troika atraviese los Pirineos. Y esas condiciones van a afectar a los ciudadanos en forma de nuevos ajustes y subidas de impuestos. A esto se refirió ayer Rubalcaba, pero el líder socialista no debería olvidar que estamos viviendo esta crítica situación por la ineptitud del Gobierno del que él fue vicepresidente para afrontar la crisis bancaria en sus inicios.

Estos mensajes confusos han soslayado lo fundamental del rescate: el Gobierno salvó los muebles el sábado y consiguió la financiación necesaria para limpiar la parte contaminada del sistema bancario. Por eso es primordial que el presidente del Gobierno comparezca cuanto antes en el Parlamento para explicar los términos del rescate financiero como han solicitado todos los grupos parlamentarios. Sería otro error incomprensible posponer las explicaciones hasta julio como quiere el Partido Popular.
epsimo y EL MUNDO

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