viernes, 1 de junio de 2012

Draghi "EL CHORIZO ITALIANO" nos aprieta en el peor momento

EL RIESGO de estar mucho tiempo muy cerca del abismo es que uno puede caer en él. España se encuentra en esa situación con la prima de riesgo en 535, bordeando máximos históricos, lo que se traduce en la práctica en que no puede salir al mercado de capitales tanto por el elevado coste de la financiación como porque nadie quiere invertir en títulos del Tesoro.
En una situación tan delicada como ésta, se podía esperar una cierta sutileza de un personaje como Mario Draghi, presidente del BCE. Pero Draghi se ensañó ayer de forma innecesaria con nuestro país, aun sabiendo que sus palabras no iban precisamente a aliviar la prima de riesgo ni animar el Ibex 35. El rector del BCE afirmó que el Gobierno de Rajoy está resolviendo la crisis de Bankia «de la peor forma posible», lo cual es impropio de una persona con tanta responsabilidad. Es cierto que el Ejecutivo ha cometido errores al gestionar este asunto, pero también que su margen de maniobra era mínimo. Draghi podía haber puesto el foco en la firme determinación del Gobierno de sanear el banco, pero prefirió centrarse en los aspectos negativos de su actuación.

Fue también muy duro, rayando en lo ofensivo, cuando aseguró que el BCE no está «para colmar el vacío de la inacción de los Gobiernos en el frente presupuestario». Dicho con otras palabras, Draghi estaba reprochando a Rajoy no haber hecho lo suficiente en materia de reformas y recortes del gasto público. Pero la intervención del presidente del BCE tuvo, en cambio, un aspecto muy positivo para España cuando defendió la creación de un espacio bancario europeo. Se mostró partidario de unas normas y un sistema de supervisión para la zona euro, del establecimiento de un fondo para garantizar los depósitos y de otro fondo para intervenir los grandes bancos con problemas de solvencia. Esto será muy bueno para un caso como el de Bankia y, sobre todo, contribuiría a la consolidación del euro.

La UE debe dar un paso en este sentido, pero desgraciadamente el problema de España en estos momentos es a muy corto plazo: necesita financiación para pagar los servicios del Estado, para ayudar a las autonomías y para rescatar a los bancos que no están sanos.

Se trata de una cantidad ingente de dinero en un contexto en el que los mercados están cerrados para nuestro país y no digamos para nuestras entidades financieras. Por ello, la única solución parece que el Gobierno pueda acogerse a los fondos del Mecanismo Europeo de Estabilidad, dotado con 700.000 millones, que será operativo a partir del mes de julio. En concreto, al Gobierno le vendrían muy bien esos fondos para financiar el proceso de capitalización de los bancos, todavía no concluido y pendiente de las auditorías que ha encargado el Ministerio de Economía.
Dado que Draghi se opone a que el BCE financie parte del saneamiento de los bancos españoles y que también es muy reacio a seguir inyectando liquidez a nuestro sistema financiero, la única alternativa realista parece recurrir a ese Mecanismo Europeo de Estabilidad, que debería cambiar sus estatutos para poder aportar capital a Bankia y otras entidades, ya que está previsto como un fondo de ayuda a los Estados. Las palabras de ayer de Angela Merkel de apoyo a Rajoy podrían sugerir que Alemania está dispuesta a avalar a España en este propósito.

Ésta es la batalla que va a dar el Gobierno en los próximos días y para ello sería bueno un mayor respaldo del PSOE, que ayer se negó a votar a favor del último decreto del Ejecutivo para la reforma financiera con argumentos muy discutibles y rompiendo el consenso sobre este asunto. No es éste el camino en unos momentos en los que las dos grandes fuerzas políticas deberían estar unidas para que España evite caer en el abismo.
epsimo y EL MUNDO

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