jueves, 31 de mayo de 2012

Interior traslada al penal de Campos del Río a los presos etarras más irredentos


Tres de ellos cumplen condena por delitos de sangre y un cuarto tomó parte en el plan para derribar el avión de Aznar con un misil
El Gobierno envió un mensaje a ETA por la vía de los hechos. Una respuesta que pasa directamente por la Región de Murcia. Más de seis meses después de que la banda terrorista decretase su alto el fuego definitivo, la política penitenciaria de la dispersión de los presos no solo se mantiene intacta, sino que entre abril y mayo se han intensificado los alejamientos de los reclusos más intransigentes y que siguen fieles a las órdenes de la organización terrorista, de acuerdo a los últimos datos carcelarios.
Solo en los últimos 60 días, ocho internos de ETA han sido trasladados a centros penitenciarios más alejados del País Vasco y Navarra en «movimientos estratégicos» para romper la disciplina de la banda. Uno de ellos es la prisión de Campos del Río, Murcia II, que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que dirige Ángel Yuste ha convertido en una de las cárceles más alejadas del País Vasco, en una suerte de prisión donde recluir a los más montaraces.
El departamento que dirige Jorge Fernández no quiere que haya dudas y dejó sentado que no habrá ningún cambio en la política penitenciaria ni en la política antiterrorista mientras ETA no anuncie su desaparición definitiva y entregue las armas. Además, Interior quiere dar una imagen de firmeza al EPPK (el colectivo de presos políticos vascos) para que tengan la certeza de que la única vía para que los presos mejoren sus condiciones es que se acojan al denominado 'Plan Integral de Reinserción', presentado el pasado 26 de abril y que recoge que podrán cumplir condena en Euskadi si firman una ruptura «pública» con la banda, aun si pedir perdón a sus víctimas. Si los terroristas encarcelados no pasan por el plan integral de manera individual o no hay disolución de la banda, las estadísticas, afirman en Interior, no cambiarán. En este mes, de los 482 presos que siguen bajo el control del EPPK, solo el 1,6%, ocho internos, cumplen condena en el País Vasco y Navarra. Y en la mayoría de los casos por «motivos humanitarios».
Interior también lanzó un segundo mensaje, la 'vía Nanclares' y las 'cárceles laboratorio' de Zuera, en Aragón, y Villabona, en Asturias, en las que se concentraba a los presos que comenzaban a coquetear con la disidencia quedan cegadas, sobre todo porque no hay nuevas incorporaciones al proyecto que pusiera en marcha Alfredo Pérez Rubalcaba. Ahora solo tiene validez el 'Plan Fernández' de reinserción. De hecho, desde marzo ningún preso de ETA ha sido llevado a estos centros. Es más, se están trasladando a internos etarras que habían dado muestras de alinearse con las tesis de la disidencia, pero que no terminaron de dar el paso definitivo.
Es el caso de uno de los ocho alejamientos más sonados de los últimos dos meses, el de Urko Labeaga García, hasta ahora interno en Villabona y que ha sido alejado a la cárcel de Murcia II. Labeaga, detenido en mayo de 1998 tras estallarle en las manos un artefacto que se disponía a colocar ante las oficinas de Telefónica en Getxo, se rebeló en 2003 contra las directrices de la banda ante las protestas carcelarias, pero el 'alto el fuego definitivo' de ETA frustró su ruptura definitiva de la banda.
Cárcel castigo
Hasta Murcia II han sido llevados desde Badajoz Iñaki Zugadi García y Josune Onaindia Susaeta. A los dos se les ha aplicado la 'doctrina Parot' en las últimas semanas. Ambos están condenados a más de 60 años de cárcel por el asesinato de dos agentes de la Guardia Civil en Vizcaya.
Desde Jaén a Murcia también ha sido alejado Pedro María Olano Zabala, uno de los más irredentos. Condenado por amenazar de muerte a la alcaldesa de Lizarza, Regina Otaola, luego fue detenido por colaborar en el transporte de explosivos de ETA y participar en los planes de atacar con un lanzamisiles el avión de José María Aznar.
Interior también ha llevado a la cárcel murciana a Jon Zubiaurre Agirre, hasta ahora preso en Badajoz. Este preso, al que instituciones penitenciarias sitúa en el epicentro de la estrategia penitenciaria de ETA, está condenado a casi un centenar de años por el asesinato del ertzaina Iñaki Totorika.
Ane Lizarralde Palacios, exportavoz de Jarrai y una de las encabeza el sector más duro del 'frente de makos', por su parte, ha sido alejada un centenar de kilómetros, desde Jaén a Granada, mientras que Mikel Jiménez Martín, un condenado por 'kale borroka', ha sido traslado de Aranjuez a Jaén.
Instituciones Penitenciarias, incluso, está alejando a reclusos que ya estaban en el País Vasco, como es el caso de Ekaitz Samaniego , que hasta hace unos días estaba en la cárcel de Álava y ha sido conducido hasta la salmantina de Topas. Samaniego, miembro de Segi con una orden de búsqueda y captura, fue detenido el pasado enero cuando participaba en una manifestación contra la sentencia que le condenó. 
 laverdad.es

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