lunes, 21 de mayo de 2012

Desarticulan a 'Los Gordos'. Cordones umbilicales y oro: los ritos de los clanes gitanos de la Cañada Real


Viajes en yate por el Mediterráneo, visitas a putiferios, anillos con sellos y venta de droga "en roca"... Las costumbres de la familia Gordo
Los integrantes actuales de los clanes gitanos de la droga, como el madrileño de 'Los Gordos', siguen viejas tradiciones como llevar ostentosos colgantes de oro, algunos rellenos de las pinzas con la que se cortaron el cordón umbilical de sus hijos, pero se han modernizado en lo que se refiere a las vacaciones.
La Jefatura Superior de Policía de Madrid ha informado hoy de la detención de 20 personas en una operación en la Cañada Real que ha permitido desmantelar el principal punto de "menudeo" de droga de la capital, que era controlado por un matrimonio del conocido clan de 'Los Gordos', Juan José de 41 años y Adela de 40.
Los arrestados, con una edad media de 35 años, son los sucesores de la estirpe gitana que se afincó en el poblado de La Celsa en los 80, se trasladó luego al de Las Barranquillas y actualmente se asientan en la Cañada Real, donde se llevan a cabo numerosas operaciones policiales para erradicar la venta de droga.
Los detenidos, a los que por primera vez en la historia de estos clanes se les imputa un delito de crimen organizado, llevaban un alto nivel de vida, con coches de alta gama y vacaciones de cierto lujo, visitas a caros prostíbulos e incluso financiación de fiestas flamencas, según ha relatado un responsable del grupo que les ha arrestado.
En las fotos familiares se ven viajes por la costa valenciana, en la que varios de ellos alquilaron un yate, con veraniegos trajes blancos sobre coloridos tatuajes, especialmente 'El Bola', uno de los ocho hijos del matrimonio que manejaba el negocio, al que la policía no ha podido detener por el momento.
Pero estos gustos más o menos moderno los combinaban con otros más tradicionales, como lucir ostentosos colgantes de oro, que es un metal que denota poder entre estas familias.
Estas piezas las mandaban hacer con las joyas que recibían de sus clientes, que en muchas ocasiones pagan la droga "en especie", y que eran fundidas y reconvertidas en colgantes con imponentes herraduras -símbolo de la buena suerte- y caballos incrustados, pistolas doradas o las iniciales de los cabecillas.
También se han intervenido llamativos anillos con originales sellos, pero lo más impactante para los no acostumbrados a las tradiciones gitanas es un colgante de oro aparentemente normal, pero que en el interior guarda un fragmento de la pinza con la que se cortó el cordón umbilical del hijo de uno de uno de los arrestados.
El responsable policial ha reconocido la dificultad para acabar con estos clanes familiares de la droga, ya que cuando unos miembros son detenidos, otros asumen las funciones, en lo que ha denominado "resistencia por sustitución".
Saben adaptarse a las peticiones de sus clientes sacando el mayor partido, ofreciendo por ejemplo "droga en roquita" (en piedra), como piden los toxicómanos porque creen que así no estará adulterada, pero adulterándola previamente.
 

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