Si el PP consiente que el PSOE siga engañando a los españoles respecto a lo que ETA y sus voceros lamentablemente han dicho, tanto en el Acuerdo de Guernica firmado hace un año, como en sus chantajistas comunicados de alto el fuego, va a contribuir a que se instale la mentira en la opinión pública de que con Zapatero hemos alcanzado la derrota de ETA y el fin del terrorismo. Con ello el partido de Rajoy no sólo concedería una inmerecida –aunque insuficiente- baza electoral a Rubalcaba, sino lo que es infinitamente peor: alcanzada la presidencia del Gobierno, Rajoy se va a ver, por esa mentira institucionalizada, muy presionado a pagar él también esa "paz alquilada" como lo viene haciendo hasta ahora solapadamente el gobierno de Zapatero.
Pongamos unos pocos ejemplos. Una de las muchas cosas que nos exigían para "la resolución del conflicto", tanto los comunicados de ETA como el Acuerdo de Guernica firmado hace un año, era "la derogación de la ley de partidos". ¿Acaso no se ha derogado de facto esa ley, tal y como evidencia, la presencia de los proetarras de Bildu en los ayuntamientos y la más que probable presencia de Amaiur en el Congreso de los Diputados? ¿Acaso la propia ETA no ha celebrado ya públicamente y con razón que "Euskal Herria haya ganado la batalla de la ilegalización"?
Vamos a otro ejemplo: una de las cosas que nos exige el Acuerdo de Guernica "como primer paso hacia la amnistía" es el "traslado de los presos a Euskal Herria", así como la "concesión de libertades provisionales a todos los presos preventivos pendientes de juicio". Aunque no de forma tan pública y notoria como yo desearía, la concesión de injustificados permisos y libertades provisionales de presos de ETA se ha disparado en los últimos tiempos con el lamentable visto bueno de una fiscalía dependiente del gobierno. En cuanto "al traslado de los presos a Euskal Herria", Patxi López ya ha tenido la desfachatez de presentar como iniciativa propia lo que no es sino el cumplimiento de esa inicial exigencia de los voceros de ETA. Ni que decir tiene que Rubalcaba y el actual ministro de Justicia también han hecho suyo el compromiso de conceder ese privilegio a los presos de ETA que no disfruta el resto de la población penitenciaria.
Dejo al margen las exigencias de ETA y sus voceros de Guernica respecto al cambio del "modelo jurídico-institucional interno, y sobre el tipo de relación con los estados –francés y español-, incluida la independencia". Eso se llevará más adelante y será previsiblemente presentado engañosamente como una asumible reforma del estatuto de autonomía vasco, tal y como ya lo planteó Eguiguren durante la primera legislatura de Zapatero.
Lo que yo me pregunto es ¿va el futuro gobierno del PP a enfrentarse a lo que no es otra cosa que la hoja de ruta que ETA y sus voceros han marcado para lo que llaman la resolución del "conflicto político que padece Euskal Herria"? ¿Va el PP a denunciar a Amaiur como el último disfraz de los voceros de ETA? ¿Será Bildu expulsado de las instituciones, tal y como aseguró Aznar que sucedería si el PP gana las lecciones? ¿Resistirá el PP solo contra un acuerdo del PSE y los separatistas para "reformar" el Estatuto de Autonomía vasco? ¿Se enfrentará Rajoy a las exigencias que ya no son sólo de ETA sino también del PSOE a favor del acercamiento de los presos de ETA? Yo no me veo a Rajoy anunciando un acercamiento masivo de presos, tal y como lamentablemente hizo Aznar en el 98 por presión del PSOE de Almunia; pero quien sabe si trata de contentarlos con acercamientos más progresivos y disimulados.
En cualquier caso, y más aun si Rubalcaba consigue su objetivo de sobrevivir al frente del PSOE, el PP debe ser consciente del riesgo de que ETA ponga fin a su "alto el fuego" y de que eso ocurra con un partido de la oposición que, lejos de alinearse con el gobierno, propague el "esto nos pasa por un gobierno facha".
La ciudadanía puede respaldar al PP de cara a hacer frente a un chantaje. Pero para eso es importante que, desde ya, todos seamos conscientes de que no hemos alcanzado la paz sino que nos enfrentamos a un nuevo chantaje en forma de tregua.
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