Comisiones y grupos de trabajo formados por los reclusos regulan el día a día de los módulos de respeto. Se trata de implicar al recluso en el funcionamiento del espacio que ocupa con unas normas que no todos están dispuestos a cumplir. Pelear significa la expulsión del módulo al menos tres meses. Para evitar eso está la comisión de convivencia. Negarse a una analítica de consumo de drogas tiene el mismo resultado. "En el módulo de respeto no se ven esos cuelgues con el caballo o la coca, alguno se fuma un porrito de vez en cuando", cuenta Fran, con 43 años y una condena larga por tráfico de drogas. Desde hace poco, está en libertad los fines de semana.
Con este modelo de cárcel, la Administración evita la conflictividad y avanza en el objetivo constitucional de la reinserción. ¿Y el interno qué gana? "Pues no vivir con la tensión de que te vayan a meter en una pelea en cualquier momento", responde Fran. Y a continuación cuenta cómo tuvo que pegarse por sentarse en una silla el primer día de cárcel. "Yo no sabía que había que pagar 30 euros por comprar la silla. Eso no lo sabe el funcionario. Lo sabe el que se tiene que sentar", cuenta ante la complicidad del auditorio.
Fran es uno de los ocho reclusos que han contado su experiencia en los módulos de respeto durante las jornadas organizadas por Instituciones Penitenciarias esta semana en un hotel de Madrid. Está contento porque han venido a verle su mujer y su hija mayor, pero hay algo que no se le quita de la cabeza. "Ahora puedo salir a mi casa los fines de semana, pero a cambio tengo que cambiar de módulo. Me pasan al de ingresos y allí estás todo el día sin hacer nada. He pedido que me dejen en el módulo de respeto, pero el director dice que nada, ni viniendo aquí", cuenta con resignación.
El primer módulo de respeto fue inaugurado en la cárcel de Mansilla de las Mulas, en León, en el año 2001. En 2004, sus ochenta reclusos seguían siendo los únicos que podían acceder a esas condiciones de una población cercana a los 70.000. Hoy, funcionarios, jueces de vigilancia penitenciaria y Administración coinciden: el futuro pasa porque los módulos tradicionales se conviertan en la excepción dentro de las cárceles.
El magistrado Ángel Luis Ortiz está al frente del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Madrid. El juez defiende la experiencia con datos. En los nueve primeros meses de este año, ni un solo preso elevó una queja al juzgado sobre el trato de los funcionarios de los módulos de respeto de Alcalá-Meco. Del lado contrario, tan sólo se abrieron nueve expedientes disciplinarios a los internos. En el resto de módulos, se acumularon 467 sanciones. "Todos los presos deberían estar en estos módulos, pero a medio plazo es difícil, no todos están en condiciones", admite el juez.
La vida de los funcionarios
Pero las ventajas no son sólo para los presos. Nonito García es jefe de servicio en la cárcel de A Lama, en Pontevedra, con un 70% de reclusos en módulos de respeto. "Han descendido mucho los conflictos y con ello el trabajo de los funcionarios. Han cambiado sus condiciones de vida", reconoce.
Alexandra, la joven rumana, llegó a presidir uno de estos módulos. "Los funcionarios nos tratan mejor, te llaman por tu nombre. Y la familia puede ver dónde estás porque en la tele sólo se ve gente en la cárcel con un traje de rayas y se imaginan lo peor", afirma. Las visitas a las que se refiere Alexandra se denominan "jornadas de convivencia" y se celebran un par de veces al año. En ellas, uno o dos familiares de cada interno del módulo de respeto acceden al mismo y pasan unas horas con el recluso. Visitan la celda, ven el trabajo que realizan en la cárcel y, según explica Alexandra, "se marchan mucho más tranquilos".
Los módulos de respeto constituyen uno de los logros que exhibe la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, junto a las unidades de madres, que han logrado sacar a los niños de las cárceles, y los planes de salud mental. En el último Día de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias, el pasado 23 de septiembre, su discurso fue una encendida defensa de "lo público" que sonó a despedida. "Sin los funcionarios, la arbitrariedad, el interés y la búsqueda del beneficio personal se adueñarían de un mundo tan complejo", aseguró. Después, citó a la feminista y precursora de la humanización de las cárceles Concepción Arenal: "Las cosas sólo son imposibles mientras lo parecen".
Una industria tras las rejas
Se trata de varias cadenas productivas en las que se elaboran los uniformes de los funcionarios que Instituciones Penitenciarias posee en todas las ...
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CÓMO FUNCIONA EL MÓDULO DE RESPETO EN EL CENTRO PENITENCIARIO DE PAMPLONA
En primer lugar, sólo hay un módulo de mujeres y somos pocas, no pasamos de las 20.
Este módulo se trata de respetarnos, como su propio nombre dice.
Tenemos varios grupos de limpieza y todos los días limpiamos, cada grupo tiene su responsable y se va rotando, al igual que las tareas. Los sábados hacemos limpieza general. El módulo es chiquito y os puedo asegurar que está como los chorros del oro.
Las celdas son de dos personas por habitación y enfermería, que cabrían 6 ó 7 a lo mucho. Lo bueno es que tenemos las puertas de las celdas abiertas todo el día y puedes entrar y salir tantas veces como quieras, eso sí, sin acostarte a no ser por baja u orden médica. Los domingos podemos dormir todo el día.
Normalmente tenemos actividades como la escuela, taller de costura y customización, ANAME (taller de teatro), también otro taller de resolución de conflictos, telares, inglés, gimnasia, euskera, tai-chi, ANASAPS (que es este blog donde podemos expresarnos libremente y hablar de cualquier tema), en fin, tenemos actividades, que ayudan a evadirse y también dan puntos, los cuales cada trimestre puedes cambiar por diferentes cosas: tarjetas telefónicas, ropa deportiva, vises extraordinarios, hojas meritorias… Depende de los puntos puedes elegir una u otra cosa.
Aparte de los Trabajadores Sociales, Psicólogos, Médicos y demás Educadores, tenemos un Educador con el cual hacemos una reunión diaria en la que además de repartir semanalmente las tareas de limpieza de cada grupo, también intercambiamos opiniones y hacemos peticiones.
También en el módulo hay dos chicas que se encargan de recibir e informar de las normas del módulo a los nuevos ingresos, las normas son básicas y normales: una higiene diaria, no dejarse la luz encendida cuando no estés en la celda, no salir en pijama ni zapatillas de casa, a la hora del recuento estar incorporada y dar los bueno días, etc.
Por la mañana hay un recuento y luego abren la celda, para entonces tienes que tener la cama hecha y estar vestida para el desayuno, luego realizamos las limpiezas rutinarias y si hay talleres o actividades, se va. A mediodía comemos y nos cierran de nuevo. Nos abren por la tarde y tenemos actividades o tiempo libre, dependiendo del día o a lo que cada persona esté apuntada. Cenamos, vamos de nuevo a la celda y ya hasta el día siguiente. Hay unos horarios de ducha y en enfermería tienen su propia ducha.
También tenemos una presidenta de módulo, que se encarga de repartir los productos de limpieza y de recoger las tarjetas y pedidos del economato, tanto en la mañana como en la tarde, ya que como esto es muy pequeño, no tenemos economato (tienda) en el módulo, así que nos traen de hombres los pedidos. Aquí tenemos una lista con los productos que hay. También podemos comprar cosas que en el economato no venden a través del demandero, que es una persona que bajo pedido nos trae de la calle las compras. De estos pedidos se encarga otra persona.
Hay dos chicas que se encargan de resolver los conflictos y mediar si en algún momento alguna interna tiene disputa con otra y mediar para arreglarlo.
Si incumplimos las normas nos ponen negativos, que influyen en la limpieza (la que tiene negativo hace la peor limpieza) y si ya es algo grave se impone un parte disciplinario o sanción que puede repercutir en la expulsión del módulo y como solo hay uno pues te mandarían a otra prisión.
Lo bueno de este módulo es que tienes más facilidad de permisos y revisión de grado, por eso es bueno tener buen comportamiento. También muchos negativos influyen negativamente y puede llevar a la conducción a otra prisión. Y por otro lado, para mí lo peor de esta cárcel es que es muy pequeña y el patio también al igual que el minigimnasio que se comparte con la biblioteca. Claro, no todas nos podemos llevar bien, es una convivencia y por mi experiencia, en cárceles más grandes si no quieres ver a alguien tienes más espacio y es más fácil, así se evitarían muchos problemas. Además, otra opinión mía y personal es que hay mucha hipocresía entre nosotras y poco compañerismo, siempre hay alguien que se libra.
Bueno, más o menos en esto consiste el módulo de respeto de este Centro Penitenciario.
Ah! consta de 10 celdas, más enfermería, la sala de las funcionarias, una escuela, un taller de costura, un botiquín que se usa de consulta médica, una aula para el psicólogo/a y una celda de madres y otra que se usa para ingresos que está incluida en las 10 celdas, un aseo, tres duchas, comedor, minipatio, minigimnasio y biblioteca, también una terraza.
Por otra parte, a mí personalmente me ha venido bien, pues al ser pequeño he tenido todas las atenciones necesarias en cada momento que lo he necesitado y gracias a ello hoy por hoy estoy mentalmente estable y con la cabeza bien amueblada.
Un saludo,
La Rubia.
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