El sacerdote Benigno Moure, cabeza visible del nacimiento y desarrollo de la Fundación San Rosendo, se encuentra en prisión desde el domingo. Sin agotar el plazo de diez días que la Audiencia de Ourense le había dado el miércoles, día 27 de julio, el cura se presentó en el centro penitenciario de Pereiro y entró de forma voluntaria. Lo hizo de forma inesperada, discreta, con lo cual evitó cámaras de televisión y fotógrafos.
La entrada en la cárcel de Benigno Moure, condenado a cinco años de prisión por apropiación indebida de cerca de 600.000 euros de los bienes de una anciana internada en una de las residencias de la Fundación San Rosendo, pone fin a un caso que se inició en el año 2004 con la denuncia de un sobrino de la mujer, con problemas de salud mental. La Fiscalía se sumó a la tesis y acusó al cura.
Condenado por la Audiencia de Ourense a cinco años de prisión, con otros tres de inhabilitación que el Supremo amplió a cinco, Moure y su defensa han reivindicado en todo momento su inocencia, alegando que el sacerdote no había obtenido lucro personal alguno.
Al haber denegado el Gobierno el indulto solicitado por Moure y una vez que los médicos forenses de Ourense certificaron que no existían impedimentos de salud para el cumplimiento efectivo de la pena y la privación de libertad, la Audiencia Provincial ordenó el ingreso efectivo e inmediato en prisión. El afectado ha optado por no agotar los diez días, con lo cual evitó la posibilidad de que se produjese una incómoda detención con carácter formal.
El plazo definitivo le fue concedido a Benigno Moure solo trece días después de un acto de homenaje (y reivindicación de libertad) convocado por la federación vecinal Limiar, al que se sumaron, entre otros, la Confederación Empresarial de Ourense (CEO), la Cámara de Comercio, los constructores y una amplia representación del PP ourensano, con el presidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar, a la cabeza.
La excarcelación depende ahora del Gobierno
Una vez en prisión, a Moure le queda esperar a que la junta de tratamiento de Pereiro valore circunstancias como que no sea reincidente, que tenga pocas posibilidades de delinquir nuevamente, sus 78 años de edad y que se encuentre enfermo, según alega su defensa. Al ser una pena de cinco años, la eventual concesión de beneficios penitenciarios corresponde a Instituciones Penitenciarias, es decir, al Gobierno. Es improbable que sea antes de dos o tres meses.
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