La jueza Estela San José envió al administrador de Laboratorios Nupel a la cárcel sin fianza acusado de delitos contra la hacienda pública, falsedad documental y tráfico de influencias, y, pese a no ser un preso al uso, su vida entre rejas está siendo muy similar a la de cualquier otro interno: unas dieciséis horas recluido en la celda, salida al patio por la mañana y por la tarde y largas esperas por las comunicaciones y visitas establecidas.
Dorribo permanece en la que está considerada la zona ‘cómoda’ de las cárceles. En ella los recién llegados conviven con reclusos que ya tienen condena pero gozan de cierta confianza, ya sea por su buen comportamiento o porque los delitos que les han llevado a la cárcel no han sido de carácter violento.
Tras unos días en esta área, el empresario fue trasladado a otro módulo, pero apenas estuvo un día en él. Al igual que le sucedió en la primera jornada en los calabozos de la Comisaría de Policía, Dorribo sufrió una indisposición -en este caso, una taquicardia- y el médico recomendó su vuelta al módulo de ingreso. Esta decisión provocó algunas suspicacias, pero según el director de la prisión, Modesto Gutiérrez, no es un procedimiento nada inusual y se hace siempre por indicación de la junta de tratamiento, indicó.
En esta zona, el empresario comparte celda con un preso de acompañamiento. No está exactamente en el programa de prevención de suicidios que funciona en todas las prisiones, pero el empresario se sentía «más tranquilo» con ese interno y el servicio médico decidió trasladarlo de nuevo al módulo en el que entró.
El día para Dorribo comienza a las ocho de la mañana, con el recuento de presos que se produce con cada cambio de guardia. A las ocho y media hay revisión, por lo que a esa hora los internos deben estar aseados y las celdas, acondicionadas. Tras el desayuno, el empresario puede salir al patio, hasta aproximadamente la una del mediodía. Como su situación es de prisión preventiva, de momento no puede seguir ninguna de las actividades de formación ocupacional que se llevan a cabo en la cárcel. En esta situación, la única forma que tiene de pasar el tiempo es en el patio, en las instalaciones deportivas o leyendo, bien la prensa, que está a disposición de los internos, o algún libro que pueda le puedan haber llevado en alguna visita, ya que está en contacto con su familia y con su abogado. La televisión es otro de los entretenimientos más apreciados por los presos, siempre y cuando puedan hacerse con una.
Al acabar la hora de patio vuelve a haber recuento y tras la comida, Dorribo, como el resto de presos, tiene que permanecer en la celda desde aproximadamente las dos hasta las cuatro y media. La rutina de la tarde es igual a la de la mañana: salida al patio hasta las siete y media, recuento, cena y regreso a la celda. Hasta el día siguiente en torno a las ocho y media de la mañana.
Si la entrada en prisión es difícil para cualquier persona, para Dorribo está siendo especialmente dura. Acostumbrado a un alto y frenético ritmo de vida, pasó de conducir coches de lujo, navegar en yate y seguir los rallyes en helicóptero a permanecer dieciséis horas al día metido en una celda.
Dorribo es, además, una persona muy activa, acostumbrado a largos y continuos viajes y que necesita muy pocas horas de sueño, por lo que en su caso la reclusión está siendo especialmente dura. Lo único bueno es que la jueza no ha decretado su incomunicación, por lo que mantiene las comunicaciones telefónicas y escritas autorizadas y recibe visitas de sus abogados y de su familia, su gran apoyo.
Una veintena de coches de lujo y un yate, entre su parque móvil
Jorge Dorribo era hasta en su entrada en prisión un hombre de gustos caros y muy aficionado al automovilismo, como se aprecia en la foto lateral. Según los datos del Registro Mercantil, en 2009, su parque móvil estaba formado por una veintena de vehículos de lujo, entre ellos, un Ferrario, un Rolls-Royce, tres Maserati, un Bentley, seis Porsche, un Aston Martin, un Hummer H2 y un yate Beneteau. Este, atracado en el muelle de Vilagarcía de Arousa, fue precintado por orden de la jueza Estela San José, que dirige la operación Campeón.
El Progreso (Lugo)_________________________
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