Uno de los miembros de la banda de Lavazza, que participó en el atraco al Santander y la muerte de las dos policías, sigue en busca y captura tras fugarse aprovechando un permiso.
Hace más de un año, a finales de junio del 2009, se le perdió la pista a Giorgio Eduardo Rodríguez Dip, uno de los miembros de la banda de Lavazza que el 18 de diciembre de 1996 asesinó a dos policías locales en Córdoba tras asaltar la oficina principal del Banco Santander. Huyó aprovechando un permiso carcelario en el centro penitenciario Alicante II de Villena, donde cumplía condena. Rodríguez Dip salió de la cárcel el 23 de junio con la obligación de regresar tres días después, el día 26, pero se esfumó y a día de hoy sigue en busca y captura, según han informado fuentes policiales.
Antes de su huida, el atracador ya había disfrutado de otros permisos carcelarios, sin que en ellos se produjera ningún incidente. Siempre lo hacía provisto de un dispositivo de control GPS que en todo momento lo tenía localizado. Pero el 26 de junio del año pasado, la alarma del sistema saltó porque se había manipulado el dispositivo. Inmediatamente se activó el protocolo previsto, dándose conocimiento a las autoridades judiciales y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para activar su busca y captura. Fruto de ello, se localizó el dispositivo GPS abandonado en un descampado de Murcia. Pero desde entonces, nada más sobre el huido.
Giorgio Eduardo Rodríguez Dip, de 51 años y nacionalidad argentina, había sido condenado a 48 años de cárcel, 36 de ellos por el doble asesinato de las dos agentes y el resto por el atraco, el secuestro del vigilante Manuel Castaño y por el robo del coche del ex concejal Joaquín Dobladez. También en septiembre del 2001 fue sentenciado a 14 años y medio de cárcel por los hechos que rodearon al tiroteo que se produjo en la calle Los Omeyas y las lesiones causadas a Castaño y a otros ciudadanos. En el momento de su fuga, había cumplido la mitad de los 25 años de condena establecida como máxima.
Según informaron fuentes de Instituciones Penitenciarias cuando se conoció su huida, Rodríguez Dip no era un preso conflictivo ni había acumulado sanciones en su estancia en la cárcel. En su estancia entre rejas había estudiado una carrera universitaria. En Villena --antes estuvo en la cárcel de Topas, en Salamanca-- estaba ingresado en un modulo de educación y respeto, donde llegó a dar clases a otros presos. Un comportamiento que, sin embargo, rompió en junio del año pasado.
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