jueves, 1 de abril de 2010

Parece ser, que Interior quiere que los inmigrantes cumplan la pena en sus países

La vida en prisión

Me consta que Interior quiere que los inmigrantes cumplan la pena en sus países

Matías Antolín
Pena de cárcel. Presos del silencio. Muchas veces me pregunto en mi soledad de alcoba, cómo vive el preso en una cárcel, qué hace, cómo sueña, cómo ama, o cómo sufre, cómo trabaja o estudia, y cómo se esfuerza para reintegrarse a la sociedad. La Dirección General de Instituciones Penitenciarias, bajo la sabia y humana batuta de Mercedes Gallizo, está haciendo una gran labor por dignificar la figura del preso, que está estigmatizado. No pueden los presos estar siempre condenados a ser marginados sociales. Los presos son muy conocidos, pero mal conocidos. Como no todos ustedes saben, España tiene una tasa de delitos mucho menor que la media europea y una delincuencia en línea descendente desde hace más de veinte años. Sin embargo hay un mayor porcentaje de presos que en ningún otro país europeo.
¿Por qué sucede esto? Quizá se deba a la dureza de nuestras leyes, aunque hay que tener en cuenta que tenemos cerca de 30.000 presos foráneos (significa el 35% de la población penal). Me consta que el Ministerio del Interior quieren que los inmigrantes cumplan sus condenas en sus países respectivos, pero la mayoría se niega ya que las condiciones de nuestros Centros Penitenciarios son mucho mejores. La sociedad no es consciente de la degradación vital que supone estar preso y sin esperanza de poder integrarse una vez en libertad. En una cárcel la libertad es para soñarla. Una cárcel es un hábitat casi desconocido. Al otro lado de la libertad.
La Fundación Padre Garralda está muy sensibilizada y trabaja con ahínco y generosidad en el rol de la droga en una cárcel, en los estudios que muchos presos realizan entre rejas, en el papel de los niños que habitan con sus madres en prisión, en la reinserción social… El padre Jaime Garralda lleva más de treinta años haciendo una humanitaria labor social con los presos. Es difícil que un hombre que goza de su libertad, entienda lo que significa estar privado de ella. Estoy con Mercedes Gallizo cuando expresa que «ETA se ha convertido en una suerte de secta alejada de la realidad». Me encantó cuando tomó la decisión de destituir al director del Centro Penitenciario de Alcalá de Henares donde estuvo Mario Conde al que dio un trato de privilegio. Las prisiones han cambiado mucho y hoy cualquier interno puede estudiar. La historia de las prisiones suele escribirse con hilo de leyenda. La familia del preso y el preso sin familia. Para el interno de una prisión, la familia es fundamental. Es tremendo lo que sufren en fechas como la Navidad por esa ausencia de familia. Introducir una lima a un preso en una barra de pan ya sólo es verosímil en una película. Hoy hay prisiones-fábrica que son auténticos Talleres donde un preso puede aprender un oficio. Es la sociedad quienes luego los rechaza. Yo por bien tengo, como El Lazarillo de Tormes, que cosas tan señaladas vengan a noticias de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido.
Diario de Burgos _______________________

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