domingo, 4 de abril de 2010

España, la mayor cárcel de la Unión Europea

España, la mayor cárcel de la Unión Europea

Por Ana Anabitarte, corresponsal
EL UNIVERSAL
España es la mayor cárcel de Europa. Es decir, es el país de la Unión Europea (UE) que mayor número de presos tiene, pese a que también es el país en el que menos delitos se cometen.
O lo que es lo mismo, uno de los más seguros del viejo continente. Un dato lo demuestra: en España hay 166 presos por cada 100 mil personas. La tasa más alta de toda la UE, muy por encima de Francia (96), Italia (92) y Gran Bretaña (153), pese a que es país con menor índice de criminalidad: 23 puntos por debajo de la media.
¿Y por qué hay tantos presos si se cometen tan pocos delitos?, se pregunta uno. Pues porque aunque en España en teoría no existe la cadena perpetua, las penas para delitos habituales como robo y tráfico de drogas son mucho más duras que en el resto de países; porque el endurecimiento del Código Penal (que data del año 1995) es continuo, y porque los internos se ven obligados a cumplir prácticamente toda su pena dentro de la cárcel, ante la dificultad que tienen para para lograr la libertad condicional.
Para el profesor de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Barcelona José Cid "al contrario de lo que piensa la mayoría de la gente, las leyes penales llevan endureciéndose sin pausa desde principios de los noventa".
Cid recuerda que la actual Constitución de 1978 "obliga a que las penas estén orientadas hacia la reeducación y reinserción social, lo que es incompatible con meter a alguien en la cárcel el resto de su vida, pero el Código Penal de 1995 prevé en estos momentos penas muy largas: de 30 años si el reo ha sido castigado por dos o más delitos y alguno de ellos tiene prevista una pena de más de 20 (como el asesinato) o de 40 años si al menos dos de los delitos cometidos tienen una pena de más de 20".
Con respecto al resto de los países europeos, en la mayoría es muy difícil que una persona pase 40 años en la cárcel. En Alemania, por ejemplo, la condena tiene que revisarse a los 15 años, tras los cuales se puede conceder la libertad condicional. Y la media de cumplimiento de este tipo de pena en 1998 era de 19 años. En Francia, Reino Unido y Holanda también existen varias posibilidades para analizar la situación del reo después de los primeros 15 años, mientras en Italia la revisión es a los 26 años.
Según datos del Instituciones Penitencias, actualmente en las 82 prisiones que existen en este país hay 76 mil 243 presos. Pero el dato que más llama la atención es que esa cifra se ha duplicado en los últimos 20 años. Mientras en 1990 había 33 mil internos, ahora hay más del doble.
Ello teniendo en cuenta que la población no se ha duplicado en el mismo periodo, sino que ha crecido en un 20% pasando de los 38,8 millones de habitantes de 1991 a los 46,7 en 2009, según el Instituto Nacional de Estadística. "No es que en España entren más personas en prisión, sino que pasan más tiempo dentro", explica José Cid que da otro dato: "el tiempo medio de estancia en prisión casi se ha duplicado desde la entrada en vigor del nuevo Código Penal y ha pasado de 9 meses en 1996 a 16 meses en 2004". Aunque en una proporción muy pequeña, también en las prisiones españolas hay ciudadanos mexicanos.
La cifra aumenta dada año a pasos agigantados. Mientras en 1998 había 9 presos mexicanos en las cárceles de este país: 7 hombres y dos mujeres; según datos de la Embajada de México en Madrid, en la actualidad hay 303 de los que la mayoría están acusados de delitos contra la salud pública.
Es decir, delitos relacionados con el tráfico de drogas. Este aumento se ha debido entre otras razones, a que los cárteles de las drogas han buscado nuevas rutas para introducir sus cargamentos a Europa.
Mientras hace unos años la puerta de entrada al viejo continente era fundamentalmente el aeropuerto de Amsterdam (Holanda), ahora también lo son el de Madrid-Barajas y el de El Prat de Barcelona. Y si antes la droga venía sólo de Colombia, Venezuela y Santo Domingo, ahora, aunque todavía en un pequeño porcentaje, viene también de México. "El perfil del preso mexicano es un hombre de entre 18 y 24 años, de clase baja, con familias desestructuradas, que han sido capturados en los aeropuertos de Madrid-Barajas o de El Prat de Barcelona trayendo droga", explica Bernardo Grahue, consejero político de la embajada, a EL UNIVERSAL,
"Muchos de ellos son engañados y les dan paquetes con droga sin saber lo que transportan. Pero otros aceptan las propuestas de actuar de "mulas" para salir de la situación de pobreza en que se encuentran", relata.
"El problema es que ninguno sabe que las penas en España son muy elevadas y que por traer más de 600 gramos son condenados a 9 años de cárcel", añade.
Y eso que las mafias apenas les pagan entre 2 mil y 3 mil dólares por el "trabajo".
El diplomático explica que cuando los ciudadanos son detenidos, la policía lo primero que hace es notificárselo al consulado, "y nosotros hablamos con él y le preguntamos si quiere que avisemos a sus familia".
La respuesta de muchos es negativa. "Prefieren ser ellos quienes al cabo de unos días lo hagan directamente", explica.
Grahue también cuenta que al ser de clase muy baja y no tener dinero para pagar un abogado en España "se les asigna uno de oficio". Y pese a que cuando han cumplido un tercio de la condena tienen la posibilidad de cumplir el resto en México "la mayoría deciden no regresarse porque las condiciones en las cárceles españolas son mejores que en México ya que aquí pueden estudiar gratis en la Universidad Nacional Española a Distancia (UNED), o pueden trabajar en la cárcel y ganar un sueldo en euros".
A lo que se une el hecho de que las cárceles españolas tienen polideportivo y hasta alberca.
-Cada vez hay más mujeres
Pese a todo, Grahue reconoce que cuando son detenidos todos se derrumban.
"De repente se encuentran lejos de sus familias, de sus amigos, de sus esposos o esposas e hijos, en prisión, en un país que no es el suyo y sin dinero. Ahí es cuando se dan cuenta de las consecuencias que ha tenido su decisión". Una larga condena de cárcel.
Ángel Blanco es un guardia civil que ha trabajado en la aduana del aeropuerto de Madrid-Barajas. En entrevista con este diario cuenta que aunque el 70 %de los que traen droga son hombres, cada vez hay más mujeres; y que aunque la mayoría están entre los 30 y los 40 años, cada vez hay más ancianos e incluso menores de edad.
Blanco relata que ha visto droga escondida en los lugares más insólitos. "En sillas de ruedas, en el fondo de los zapatos, en computadoras, en el estómago de perros, disuelta en la pintura con la que se han dibujado unos cuadros, y hasta en adornos de trajes de torero". Y asegura que si la primera vez la "mula" logra no ser detenido, "normalmente lo vuelve a intentar una y otra vez hasta que al final lo apresamos". "Al llegar a la aduana se ponen nerviosos, empiezan a sudar, dudan hacia donde ir y caminan mirando al suelo. Entonces no hay duda: lo detenemos, lo cacheamos y encontramos la mercancía", asegura. A partir de ese momento la vida de esa persona cambiará para siempre. EL UNIVERSAL

Diario Rotativo de Querétaro_________________________

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